El Propósito del Hombre: Creación, Caída y Restauración

Génesis 1:26–28 (NBLA) — 26 Y dijo Dios: «Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra». 27 Dios creó al hombre a imagen Suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Dios los bendijo y les dijo: «Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Ejerzan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra»

En el huerto del Edén Dios creó al hombre. Lo creó a su semejanza e imagen y le dio dominio sobre la tierra y sobre todo animal. Cuando los creó, los bendijo para que se reprodujeran y se multiplicaran sobre la tierra.

Cuando Dios puso al hombre en el huerto, vio como el hombre le ponía nombre a todo ganado, ave y todo animal de la tierra, evidenciando el propósito dado por Dios.

El Proposito en la Creación

Pecado: toda desobediencia a la ley y voluntad de Dios, expresada en pensamientos, palabras, acciones o actitudes que nos separan de Él.

Cuando miramos el texto de cerca, vemos que Dios creo al hombre para:

  • Ser la imagen y semejanza de Dios

  • Ejercer domino y señorío sobre la tierra

  • Vivir en comunión con Dios

  • Fructificar, multiplicarse y llenar la tierra

Sin embargo, este propósito fue alterado a causa del pecado. El hombre distorsionó la autoridad justa y perfecta sobre la creación y perdió la comunión con Dios, dejando manchada la imagen de Dios en el hombre.

A causa del pecado, el hombre no puede gobernar la tierra de manera justa, tampoco busca adorar a su creador. Como dice el Apóstol Pablo, nos hemos envanecidos en nuestros razonamientos (Romanos 1:21-23). El pecado produjo la muerte, viviendo en nuestros deleites y pecado, y no podemos ver a Dios (Efesios 2:1). Estamos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Necesitamos una restauración, y es ahí donde Dios, por Su gracia, nos da a Cristo.

El Propósito Restaurado en Cristo

En Cristo Dios nos da la regeneración, una nueva identidad y redención del propósito que estaba muerto en deleites y pecado. En Cristo Dios nos da:

Regeneración: la obra sobrenatural del Espíritu Santo por la cual una persona que está muerta en sus pecados recibe una nueva vida espiritual, un nuevo corazón y la capacidad de responder en fe y obediencia a Dios.
  • Redención y perdón de pecado

  • La semejanza perfecta de Cristo

  • Unión en Su reino y dominio eterno.

En Cristo, Dios restaura nuestro propósito, reconciliándonos con Él mismo por medio del perdón de pecados.  Nos da un nuevo corazón en la regeneración para adorarle y vivir en santidad para Él, y nos asegura la esperanza de reinar con Él en la eternidad, en los cielos nuevos y la tierra nueva. Esto son las buenas noticias del evangelio.

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