El temor del Señor es el principio de la sabiduría

“El temor del Señor es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción”. - Proverbios 1:7, NBLA

Cuando era niño, si me portaba mal, mi mamá me perseguía por la casa con lo que en español se conoce como una chancleta (una sandalia o zapatilla). Recuerdo esconderme en algún lugar de la casa, con miedo, porque mi mamá estaba enojada. Después de un rato, cuando se le pasaba el enojo, volvíamos a estar como si nada hubiera pasado.

Lo que se quedó conmigo de esos momentos fue el sentimiento de temor que experimenté, el cual me llevó a tener una profunda reverencia y respeto por mi mamá.

Cuando leemos este proverbio, que es el tema central del libro, fácilmente podemos confundir ese temor con sentir miedo de Dios. Si bien es cierto que a Dios se le debe temer, la sustancia de este temor se relaciona con una profunda reverencia y admiración hacia nuestro Dios. Y si tenemos esto, nos llevará al conocimiento fundamental de quién es nuestro Dios. Buscar este conocimiento verdaderamente nos hará sabios.

La segunda parte del versículo nos da la respuesta para quienes no buscan esa sabiduría: «los necios desprecian la sabiduría y la instrucción». Si escogemos no buscar este conocimiento, seríamos necios completos. Muchos pueden pensar que es sabio no buscar este conocimiento, pero este versículo nos muestra que en realidad nos estaríamos engañando a nosotros mismos.

Entonces, ¿qué es este conocimiento y dónde empezamos? Este conocimiento comienza buscando a Jesucristo, quien descendió del cielo y tomó sobre sí nuestros pecados, para que seamos reconciliados con Él y tengamos vida eterna mediante el arrepentimiento de nuestros pecados y la misericordia incondicional que se encuentra en Su gracia.

Negar este conocimiento sería hacer necedad de la sabiduría.

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